miércoles, 12 de octubre de 2011

¿A ver cuántos clichés tenés?

El murmullo de la inconsciencia retumba en el aire. A veces es como una brisa leve, a veces como un  viento fuerte o como un escandaloso huracán. Si aprendemos a escuchar lo oiremos. El molino de viento es el hombre y el viento su voz. Sopla palabras para los cuatro costados.  Parlotea y parlotea como loro pero en verdad no sabe lo que dice o no dice nada. Porque saber lo que decimos significa también conocernos…

 El lugar común de casi todas las problemáticas que nos rodean surge en  la mente del hombre extendiéndose como tentáculos hacia nuestro alrededor. Digamos que si de cada extremo hacemos el recorrido inverso  llegaremos a la cabeza del lindo bichito. La cabeza que todo lo gesta, el gran ideario y también el gran derrotero de  la idiotez. Es decir que si queremos comenzar a recorrer otro camino para ver que hay  siempre tendremos que volver al centro.
Entonces sabiendo desde donde arrancamos los invitaré a recorrer otro caminito llamado el camino de los clichés.
 Cansada de escuchar palabras y frases sin sentido decidí  hablar de ello. Paré las orejas, afiné el oído un poco más, como siempre que queremos aprender algo, le saqué punta al lápiz y tomé notas en mi cuaderno de reflexiones. ..
La realidad me ofreció  tantos ejemplos para verificar mis sospechas acerca  del parafraseo  del hombre que la libreta de anotaciones me quedó chica.
La lista de ejemplos  fue larga pero la conclusión fue muy corta: el hombre está lleno de clichés. ¿Pero qué son los clichés? Veamos…
Cliché: idea o expresión demasiado repetida o formularia.
Y entonces busqué la palabra formularia…
Formulario, ria. adj. Perteneciente o relativo a las fórmulas o al formulismo. || 2. Dicho de una cosa: Que se hace por fórmula, cubriendo las apariencias.
Formula: Medio práctico propuesto para resolver un asunto controvertido o ejecutar algo difícil. || 2. Manera fija de redactar algo.
Y formulismo también…
Formulismo. m. Excesivo apego a las fórmulas en la resolución y ejecución de cualquier asunto || 2. Tendencia a preferir la apariencia de las cosas a su esencia.
¿Hacia dónde nos llevan las palabras? Pues nos llevan por caminos sorprendentes. En esta búsqueda descubrí  varias cosas. Me encontré con expresiones  tales como  “expresión demasiado  repetida”  “Apego excesivo a las fórmulas” o   “Tendencia a preferir la apariencia de las cosas”.
¿Pero por qué comenzamos hablando de un cliché como algo repetido y terminamos hablando de superficialidad o del alejamiento de la esencia de las cosas? Obviamente aquí existe una relación la cual inmediatamente me puse a analizar.
En primer lugar surgieron en mí muchas preguntas con respecto a los clichés que creo también  los llevarán a ustedes a encontrar respuestas interesantes si se las plantean a modo de ejercicio.
¿Repetimos las  cosas porque estamos de acuerdo con ciertas expresiones? ¿Estamos de acuerdo con ellas porque jamás nos pusimos a pensar en sus significados? ¿Repetimos cosas  porque así las aprendimos o porque las hemos reflexionado? ¿Sabemos lo que estamos diciendo? ¿Nuestras frases son como fórmulas o recetas que usamos a la hora de resolver asuntos o dar opiniones sobre un tema? ¿Estas fórmulas que repetimos bloquean la posibilidad de decir algo más profundo y verdadero? ¿Bloquean una posible búsqueda interna? ¿Nos alejamos de la verdad o de la esencia? ¿Es decir que nos quedamos en la superficie de las cosas o los asuntos? ¿Con nuestras frases  repetidas  e inconscientes decimos verdades? ¿O creemos que lo estamos haciendo? ¿Nuestras opiniones son superficiales o intentan nadar hacia la profundidad del ser? ¿Somos buscadores o nos atenemos a fórmulas preestablecidas?
Digamos que un cliché es una forma de decir y por tanto de pensar y en consecuencia de hacer  las cosas, que recurre a frases o a pensamientos hechos o a modos ya establecidos.  Esto quiere decir que las personas en realidad (sin saberlo siquiera) no siguen sus propios comandos sino que siguen comandos externos.  Comandos que, claro, las personas creen propios. Esos comandos, creencias, ideas o frases pasan a formar parte de su mundo interior, delineando  formas de pensar  superficiales y carentes de individualidad.
Para mi asombro una simple definición de diccionario reveló más sabiduría de la esperada y me llevó palabra tras palabra a unir todos los significados encontrados y a entender qué  quería decir “Tendencia a preferir la apariencia de las cosas a su esencia” y  a comprender  la relación con la palabra que originó todo este tema: el cliché. Lo que no quedó muy claro es si tenemos tendencia o preferencia a buscar la apariencia de las cosas conscientemente o si directamente no sabemos lo que estamos haciendo.Yo creo que no sabemos y que mientras permanezcamos dormidos no vamos a ver nada de nada y todo lo que hagamos va a ser superficial porque los actos de un hombre inconsciente sólo son actos ciegos.
Si usamos las palabras o tomamos comportamientos ya establecidos  como si fueran formulas que nos dan las pautas de cómo pensar y cómo vivir nos detenemos en un lugar en el que ya no es necesario buscar. Cuando ya tenemos resueltas las cosas (o creemos tenerlas) no hay deseos ni interés en  buscar nuevos caminos. Es más, no hay consciencia de que puede haber nuevos caminos, porque para una mente que sigue un mapa ya  trazado no existe nada más de lo que ella cree que existe. Y esta creencia es una de las más peligrosas porque convierte al hombre en un ser totalmente manipulable e incapaz de generar pensamientos propios y por tanto incapaz de descubrir otras alternativas que lo lleven por un camino de crecimiento personal.
Hemos aprendido a repetir y a tomar  muchas cosas por ciertas y estas cosas que creemos verdades forman nuestro ser. Las palabras nos hacen a nosotros, estructuran nuestra forma de pensar y de ser.  Es por esto que nuestro ser se queda en la superficie, porque está hecho de pensamientos carentes de profundidad. No podemos decir cosas verdaderas sin autoconocimiento y si nuestros ojos siempre están posados en el afuera, un afuera que por cierto tampoco es visto en profundidad.
Cada frase que he escuchado no hace más que confirmar que nada sabemos de nosotros y por tanto nada sabemos de lo que decimos. Si tomamos frases hechas como ciertas no estamos diciendo verdades sino que estamos repitiendo aparentes verdades. Cada frase que es dicha y  no es pensada sólo puede provenir de alguien mecanizado y programado.
Para encontrar la verdad hay que hundirse en las profundidades del ser tal cual fuésemos pescadores de conocimiento. La sabiduría se encuentra en principio buscándola y el camino es hacia adentro. Cuando nuestros pensamientos despiertan y danzan en nuestra cabeza con total libertad, cuando hay reflexión, aceptación, apertura y  unidad y  coherencia entre lo que pensamos, lo que decimos  y lo que hacemos. Cuando cambiemos clichés,  fórmulas y  formularios  por las palabras formar y trasformar desde la consciencia absoluta y no desde una receta acerca de cómo debemos ser o qué debemos hacer encontraremos el camino que nos conducirá hacia nosotros mismos y nuestra verdad.
Si se lo proponen encontrarán que muchas de las cosas que decimos sólo son convencionalismos que repetimos sin siquiera haber pensado en su significado. La conclusión  es que si no generamos una búsqueda interna,  fácilmente caeremos en estos convencionalismos una y otra vez y creeremos que nosotros somos eso que decimos y eso que pensamos de nosotros. Pero si buscamos descubriremos justamente lo contrario, es decir que somos más, que podemos fluir libremente y no atarnos a frases hechas ni a comportamientos ni a creencias estipuladas.
Hasta la próxima, amigos. Y buena suerte en esta búsqueda.

Publicado en Periódico Cultural Hilando Recuerdos http://hilandorecuerdos.blogspot.com/)