viernes, 5 de noviembre de 2010

Karina Schwerdt: Una artista plástica de gran sensibilidad

En su casa, en Pueblo Santa María,  tiene su pequeño taller donde trabaja horas y horas en soledad. “El trabajo de un artista es una tarea solitaria” dice -esperando reunir varias obras para exponer sus trabajos al resto de las personas y así poder trasmitir su talento y su filosofía de vida, pues en ella ambas cosas van unidas. (Publicado en Periódico Cultural Hilando Recuerdos - http://hilandorecuerdos.blogspot.com/)

De ojos profundos  y claros, de sonrisa amplia y amable, Karina nos invita a recorrer sus obras, explicando con pasión el significado de sus dibujos.
En sus telas se despliegan extraños seres de rostros misteriosos y mundos que no parecen pertenecer a este y que, sin embargo, dice “están íntimamente ligados con el mundo y con lo que somos”.
Ella siempre está observando, reflexionando, analizando y volcando en sus cuadros  sus sensaciones, sentimientos, pensamientos y conclusiones acerca del mundo que la rodea y de su propio mundo interior. Un mundo interior amplio y enriquecido por experiencias de vida pero por sobre todas las cosas por el aprendizaje que le han dejado esas experiencias. Porque ella cree que aquel que vive y no aprende nada no crece interiormente pero sobre todo “aquel que no piensa de forma reflexiva la existencia se queda estacionado siempre en el mismo lugar”. “Ser siempre los mismos no es bueno, es necesaria la transformación y la superación personal, pero para esto también es necesaria una revisión interna y un sinceramiento total que nos haga enfrentarnos con lo que verdaderamente somos, sólo así podremos mejorar y cambiar”, sostiene.
Karina es una artista plástica que hizo su propia revisión y transformación y que a pesar de su juventud desborda sabiduría en cada una de sus palabras y reflexiones. Pero su reflexión no quedó sólo en la búsqueda del autoconocimiento sino que fue  mucho más allá. La vida para esta artista es una especie de laboratorio experimental en donde observa y analiza el comportamiento humano que, según ella, tiene múltiples aspectos que deberían ser  cambiados. “Así se aprende observando pero siempre con la mente abierta y receptiva. Si la mente mantiene su hermetismo y se aferra a conceptos rígidos es difícil que absorba alguna cosa nueva”, asegura. “El mundo esta ahí para ser descubierto y nosotros para fluir, cambiar y crecer, no para quedarnos siempre en el mismo lugar y con las mismas ideas”.
Su arte tiene que ver con su forma de ver y sentir la vida. Pretende trasmitir, enseñar y trasformar. Las imágenes de sus obras reflejan su filosofía de vida, una filosofía que no queda sólo en palabras porque si hay algo que rescatar es la coherencia de sus pensamientos con su forma de vivir. Ella es lo que piensa y vive de acuerdo a ello. Una cosa que cuando se dice parece sonar obvia pero cuando se observa a nuestro alrededor no lo es tanto: ser coherente en los dichos y en los hechos. En un mundo de locura, de violencia y corrupción, de consumismo frenético y desmedido, de creencias huecas y de búsqueda y abuso de poder, Karina pone todo en su lugar a través de sus ideas claras, atrevidas para los ojos de quienes se aferran a sus estructuradas vidas o demasiado descabelladas para quienes no se atreven a ir un poco mas allá de lo que acostumbran pensar. Muy lejos de la locura o de la rareza está este ser de exquisita sensibilidad y de profunda observación. Ella afirma que lo único que hace es usar el pensamiento, el potencial que todos tenemos como seres humano y que no le teme a la libertad a la cual él conduce.
Esta artista tiene mucho que decir y su trabajo, que por ahora es silencioso, nos da la certeza que pronto va a dar que hablar. Y con respecto a él comenta que “si alguien que no está acostumbrado a mirar arte o que cree que el arte debe copiar la realidad, mis obras les parecerán extravagantes, raras y sin sentido. Sin embargo, en ellas hay muchos sentidos. Y eso es lo que quiero trasmitir a las personas no habituadas a este tipo de arte, que para trasmitir algo no hay que copiar lo que vemos sino que se puede recrear mundos nuevos a partir de la realidad o de lo que sentimos acerca de la realidad”. 
Sin detenernos a hacer un manifiesto de lo que es el arte, sus obras poseen un realismo mágico que nos transporta, que nos hace surgir múltiples sensaciones. Entendiendo o no su arte, si algo es seguro es que sus imágenes trasmiten belleza y talento. Sus dibujos de líneas delicadas y ondulantes, poseen magia y en un aparente caos de imágenes y símbolos, los cuadros se componen de forma armónica y ordenada.
Así es como a veces, en un pueblo pequeño donde aparentemente no sucede nada trascendental, podemos encontrar personas interesantes y con talento, que mucho pueden enseñarnos. Obviamente ser desconocidos no implica no ser grande espiritual y mentalmente hablando. Personas que trabajan en silencio y que están esperando la primavera para que el mundo los vea florecer.