jueves, 9 de junio de 2011

No se puede perder lo que nunca tuvimos

Para “ver”  hay que elevarse y salirse de uno mismo, de lo que somos. Como si nos sacáramos una muda de ropa vieja y la dejáramos atrás. La única forma de  llenarnos de nuevos conocimientos es  vaciándonos primero.  Tal vez esa etapa intermedia en donde intentamos vaciarnos sea la más complicada porque nos deja con una sensación de vacío y sin sentido. Pero pronto atravesaremos la  maleza  y saldremos a un claro de luz, donde riéndonos miraremos atrás y veremos lo que fuimos.

Hace poco se expusieron en el blog  (que se cita al final de esta columna) ciertos planteos y cuestiones que tienen que ver con el  vacío o con la nada. Este tema, que  surgió de forma espontánea, generado seguramente por algunos de los tantos temas que hemos venido tocando aquí, generó confusión pero sobre todo miedo. El miedo al vacío.
Yo nunca hablé de quedarnos parados en el vacío, muy al contrario, hablé de ponernos en acción  para ir en pos del  conocimiento y de la sabiduría.  Sin embargo una mala interpretación, la incomprensión o la  ignorancia pueden llevar a las personas a entender algo muy contrario a lo que quiero trasmitir.  Cierto es también que no todos ven las cosas de la misma manera. Para ejemplificar esto tomaré parte de dos mensajes  contrapuestos para que ustedes vean como todo cambia según los lentes con que lo miremos.
Mensaje 1: “…¿La nada? ¿Estás hablando de no creer en nada, absolutamente en nada, ni siquiera en uno mismo, ni en los padres, ni en los hijos, ni en la amistad? ¿A eso te referís? Es muy difícil llevar una vida así…”.
Haydeé
Mensaje 2:“…¿Qué es eso de tenerle miedo a la nada si la nada existió siempre? ¿Es que acaso, leyéndote, no se dan cuenta que la nada estuvo llena de mentiras y por eso tenía contenido…?”.
Andrea, Sofía, Laura, Lorena, Fiama, Rocío y Ana
El primer mensaje denota una confusión absoluta y una muy mala interpretación acerca de lo que se ha venido escribiendo hasta aquí. Es  una opinión que obviamente no ha sido pensada y que ha sido expuesta en el blog impulsada por el miedo y por la ignorancia.
Pero analicémoslo. Este mensaje  nos habla de la creencia errónea de que hay  que cortar todo tipo de lazos con el mundo y con las personas y de que hay que detener nuestro desarrollo interior porque no podemos creer ni siquiera en nosotros mismos (no olvidemos que primero debemos creer en nosotros mismos). Pero más allá de que todas esas palabras  se desconectan con lo que acá se pretende y concluyen en  cosas equivocadas podemos leer que detrás de esta opinión  está el miedo a encontrarnos suspendidos en la nada y en el sinsentido. Ese miedo es muy frecuente y este tipo de lecturas, apuntadas a una reflexión profunda y que pretende desnudar la realidad y generar cambios internos rotundos, provocan disturbios dentro de ciertas personas porque irremediablemente mueven los cimientos sobre el cual están paradas. Y cuando el suelo se mueve sentimos que el mundo conocido corre el riego de caerse.
El segundo mensaje describe a personas que para mi grata sorpresa se encuentran en un nivel de consciencia avanzado,  porque ellas mismas llegan a una conclusión maravillosa e inteligente que dice “¿…no se dan cuenta que la nada estuvo llena de mentiras y por eso tenía contenido…?”
Por un lado vemos cómo una mente que no posee apertura, que no piensa ni reflexiona en lo que lee se enreda y concluye cosas equivocadas y como otras mentes, a partir de una lectura a consciencia, tal vez con ciertas inquietudes o cuestionamientos  propios, previos a la edición de estas reflexiones (que también puede suceder), hacen un replanteamiento existencial, desprogramándose y autogenerando un gran crecimiento interior que las lleva inclusive a generar sus propias conclusiones.
Sé que es muy difícil escapar y superar los miedos pero en este caso el desarrollo de nuestra mente y de nuestra reflexión lo hará paso a paso, siempre y cuando comprenda la situación de antemano. Cuando la mente comprende, los miedos desaparecen porque nos damos cuenta que estaban fundados sobre una irrealidad. Es decir, si yo entiendo que lo que pienso es sólo una interpretación de mi mente, dada por distintas circunstancias (como ya hemos hablado), entiendo también que no estoy viendo la realidad sino lo que mi mente piensa acerca de ella.  Cuando el miedo aparece es porque dentro nuestro aún existe una lucha de pensamientos y por cierto una gran confusión. Pero esta lucha interna sucede porque aún no hemos comprendido profundamente. Lo que tenemos que entender es que el hombre llena sus vacíos y sus necesidades creando e inventando sentidos.  ¿Acaso nuestro deseo o necesidad alcanza para creer en cualquier cosa? Por lo visto sí. Lo malo de esto es que esta necesidad nos aleja de nuestro sentido común, de nuestra inteligencia, nos desconecta con nuestra realidad haciéndonos ver otra y bloquea el desarrollo de nuestro ser.  
El miedo, la sensación de vacío o de pérdida de sentido surge  cuando creemos que nuestra visión del mundo es atacada y corre el riego de desvanecerse dejándonos parados a mitad de la nada. No queremos escuchar la verdad, entonces vamos a negarla a como dé lugar porque nadie quiere perder su aparente seguridad. Sentir  tambalear  la estructura sobre la cual nuestra vida reposa tranquila y sin sobresaltos nos da miedo, nos desagrada, nos molesta. En primer lugar porque ya tenemos el disco puesto de que las cosas son como son y no pueden ser de otra manera y en segundo lugar porque somos “bichos de costumbres” y por lo tanto estamos habituados a dejarnos llevar por esas costumbres sin pensar demasiado. Tenemos miedo a perder nuestra construcción del mundo.  Lo que no vemos es que no existe tal pérdida, porque dicha construcción es mental.  Pero para comprender que sólo es un ilusión de pérdida primero debemos darnos cuenta que esa estructura sobre la que aparentemente estamos parados nunca fue real. Así es que en definitiva perdemos algo que nunca tuvimos. Conclusión: no perdemos nada.  En todo caso lo único que perdemos son fantasías.
El hecho  de estar vivo puede llenarse con muchas cosas y apuntar a la vida misma, tanto al desarrollo de nuestra mente, de nuestra personalidad y de nuestro comportamiento, de nuestra sensibilidad, de nuestras metas o sueños tanto como al progreso y bienestar social.   Debemos superar nuestros miedos y afrontar nuestra realidad dejando de dibujar lo que queremos ver para ver lo que es.  Somos nosotros los que generamos, los que construimos y somos nosotros mismos los que podemos cambiar la realidad. Al menos una gran parte de ella. Por eso la luz debe surgir de nosotros mismos, de nuestro potencial dormido pero para ello debemos abrir los ojos y enfrentar la realidad, porque ella nos pide a gritos  que le prestemos atención. Pero si ni siquiera la vemos… ¿cómo haremos para cambiarla?
Si abandonamos la mentira encontraremos la verdad y llenaremos de un nuevo sentido nuestra existencia. Comprenderemos que antes estábamos vacíos y entenderemos que somos los portadores de un nuevo sueño: el de un hombre nuevo y de una nueva realidad.

(Publicado en Periódico Cultural Hilando Recuerdos http://hilandorecuerdos.blogspot.com/)